Causé furor entre los más jóvenes. Ahora me encuentro siempre a la sombra de los helados cremosos, elegantes, sofisticados, dignos de los paladares más “gourmets”. Mi forma fálica me hizo apetecible, pero resulté ser un fiasco. En la primera chupada suelo provocar fuertes dolores de cabeza, tienes que seguir chupando para no deshacerme dentro de la funda que llevo puesta. Ahora busco una campaña publicitaria que explote una nueva imagen, necesito que me vendan, me manoseen y me chupen. Soy un mercenario, lo reconozco, pero a quién no le gusta que lo expriman hasta la última gota a base de lametones.
Firmado un Calipo Tropical.
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